Entonces, esa personita que antes no paraba de hablar, de repente se cerró por completo. Ningún padre disfruta recibiendo el tratamiento del silencio de su hijo, especialmente cuando usted siente que ha disfrutado de una relación estrecha con él y nada ha cambiado de su parte.
Lo primero que debe hacer es tomar aire y entender que alejarse de los padres no sólo es normal, sino también una etapa del desarrollo necesaria en la adolescencia. Lidiar con esta transición hacia la independencia es difícil y aunque los niños odian admitirlo (y probablemente no lo harán), los niños todavía necesitan que sus padres se mantengan conectados e involucrados en sus vidas.
Los adolescentes necesitan su propio espacio, pero también necesitan a sus padres. De hecho, la mayoría de los adolescentes dicen que quieren estar más cerca de sus padres, pero no saben cómo lograrlo. Así que mientras su hijo está haciendo el trabajo de separación, usted debe trabajar muy cuidadosamente para estrechar la brecha. Empiece por aceptarla y acercarse a ella en el punto que está.
¿Qué tan silencioso es el tratamiento del silencio que le da?
Si usted tiene o no motivo para preocuparse realmente depende de la medida en que su hija ha dejado de hablar. Veamos 3 posibles escenarios:
#1 Usted y su hija solían ser “las mejores amigas”. Ella le decía todo y ahora, de repente, ella se cerró y le ha dejado afuera y comparte sus pensamientos íntimos solamente con sus amigos.
En este caso, usted tiene muy poco de que preocuparse. Y por más doloroso que sea, usted tiene que intentar no tomar su elección de manera personal. Ella está haciendo lo que se supone que debe estar haciendo.
Qué hacer:
No le dé un sermón ni le diga que le duele su actitud. Trate de tener interacciones positivas con ella.Involúcrela en actividades que hayan disfrutado haciendo juntas. Siéntase a comer con ella. No le bombardee para obtener información. En su lugar, ábrase y comparta algo divertido o interesante sobre su propia vida. Si usted se abre, es más probable que ella haga lo mismo. Hable con ella como un adulto, con respeto y deje claro que usted valora sus opiniones y espera respeto a cambio.
#2 Su hijo, una vez encantador y cariñoso, ahora le responde con monosílabos y gira los ojos en señal de fastidio. Pasa el menor tiempo posible con usted y parece reservar todo su entusiasmo para sus amigos.
A pesar de que puede ser enloquecedor y que podría estar tentado a castigar este tipo de comportamiento, sepa que todavía está dentro del rango de desarrollo normal de la adolescencia. Enfocarse en las relaciones entre compañeros ayuda a los niños a aprender a ser menos dependientes de los padres, un paso necesario para convertirse en adultos felices e independientes. Dicho esto, sigue siendo su trabajo insistir en el respeto y mantener a su hijo seguro.
Qué hacer:
Establezca límites adecuados, pero también concéntrese en fortalecer su relación. Usted no recibirá respeto si él no se siente conectado con usted. Resista el impulso de dar sermones. Si puede hacer eso, él no necesitará alejarlo para poder encontrarse a sí mismo.
Recuerde que los adolescentes pueden ser emocionales. Busque la angustia bajo la falta de respeto, y recuérdele quiénes son en realidad. Al decir algo así como: “Sé que estás molesto, pero normalmente eres amable y respetuoso”, puede propiciar el inicio de una conversación.
#3 Su hijo no habla con nadie y pasa todo el tiempo en su habitación con la puerta cerrada. Se ha alejado de sus amigos, ha perdido el interés por las actividades que antes le gustaban y se ha estado aislando cada vez más.
Este tipo de comportamiento es motivo de grave preocupación y cae fuera del ámbito del desarrollo normal de la adolescencia. Necesita indagar si su hijo ha sufrido algún tipo de trauma (intimidación, violación) o si está abusando de las drogas o del alcohol. Este comportamiento también podría indicar el inicio de un grave problema de salud mental como la depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar, todos ellos se vuelven más comunes a finales de la adolescencia y a principios de los 20 años.
Es peligroso si se está alejando de todos los que conoce. Recluirse en un mundo virtual, por ejemplo, no es un sustituto aceptable de hablar con personas en la vida real. Las relaciones de Internet pueden llegar a ser muy intensas en muy corto tiempo, y es difícil saber si los amigos de su hija en Internet son una buena influencia, o incluso si son quienes ellos dicen que son.
Qué hacer
Si su hijo parece hostil y enojado, dele la oportunidad de explicar si usted ha hecho algo malo. La privacidad sólo llega hasta un punto. La habitación de ningún adolescente debe estar fuera del alcance de los padres. Usted tiene el derecho a saber lo que su hija está haciendo en su habitación, especialmente si ella está sola y pasa muchas horas seguidas allí dentro.Insista en más información.
No es nada raro que los adolescentes respondan a preguntas como “¿A dónde vas?”, Diciendo simplemente: “Fuera”. Y “¿Cuándo volverás?” Con “Más tarde”. Manténgase firme y dígale que necesita información específica. En los casos en que su hijo se niega a comunicarse, puede ser aconsejable monitorear sus cuentas de redes sociales.Busque ayuda profesional de un médico calificado. Empiece por llamar al pediatra de su hijo y descríbale su comportamiento en detalle.
Si sospecha que su hijo podría sentirse suicida
Incluso si sospecha que este podría ser el caso, es necesario abordar el problema de inmediato. Pero con calma. “Es importante que usted hable de sus preocupaciones de una manera tranquila y no acusatoria”, dice Nadine Kaslow, psicóloga y experta en suicidio en jóvenes. “A veces, cuando los padres están muy preocupados, terminan diciendo: ‘No pienses así’ o ‘No deberías sentirte así’, y no se muestran cariñosos y preocupados, como es su intención, sino como críticos. Los niños responden negativamente a eso”.
Kaslow también recomienda:
Haga que su hijo sepa que usted lo ama una y otra vez cuando él está pasando por un momento difícil.Valide sus sentimientos diciendo cosas que muestran empatía como: “Suena como que fue muy difícil”. “Sé lo doloroso que puede ser”. Trabaje con su hijo para obtener ayuda profesional y explíquele que buscar ayuda no es una señal de debilidad.
Cuando se trata del tratamiento de silencio, recuerde, no se trata de usted. Tiene que elegir sus batallas y darle espacio a su hijo para crecer. También tiene que poner la salud y el bienestar de su hijo por encima de todo, y eso significa estar conectado incluso cuando ella no deja que sea fácil… o divertido.