La llegada de un bebé al hogar es algo maravilloso pero bien agotador. Les puedo dar fé, que cuando las labores se distribuyen la carga se hace MUCHO más liviana.
La llegada de un bebé al hogar es uno de los sucesos que más puede alterar nuestras vidas y las rutinas en el hogar. Esto es más notable aún si el bebé es primerizo. Me acuerdo que cuando nuestro primer retoño llegó a nuestras vidas, por más preparado que estábamos y por más que nos habíamos informado, no había forma de escapar del ajetreo y todas las frecuentes responsabilidades que con su llegada recibimos. Sin embargo, y para serles sincero, lo más que nos ayudó a manejar todo el stress del cambio fue el gran trabajo en quipo que hicimos.
Previo al parto, hicimos un compromiso de ayudarnos y distribuir las tareas. Esto es bien importante, todos aquellos que hemos pasado por este proceso sabemos cuan agotador es física y emocionalmente. De igual manera, gratificante. El profundo amor que sentimos por esa pequeña criatura, nos da energía suficiente como para vencer el peor de los cansancios.
Por tal razón, y sobretodo para esos que son padres por vez primera, les voy a brindar varios consejos para que puedan distribuir las labores con el niño y el proceso se les facilite.
Todos en la familia se benefician cuando colaboran por mantener el hogar. Hoy día los papás se involucran mucho más en la crianza y en las actividades del día a día con sus hijos, lo que resulta de gran beneficio en la conexión con estos. Además, para los niños es un gran ejemplo cuando ven que papá y mamá se ayudan el uno al otro para mantener la casa en orden y cumplir con todas las tareas que nos exige.
Las labores del hogar son inevitable y quizás no están distribuidas de manera equitativa, pero cuando hay cooperación, una comunicación adecuada y un compromiso por trabajar en equipo, todos en el hogar se benefician.
¿Cómo es posible que una pareja, ante los agobiantes retos de hoy día, logren mantener un buen balance en el hogar, tener la cena lista, lavar la ropa, bañar al niño y darle la comida?
Bueno, en lugar de tratar de dividir las tareas en un 50%, fijen cuales son sus objetivos y prioridades y traten de distribuir el trabajo de la mejor manera posible reconociendo las destrezas de cada uno. Quizás papá es mejor en la cocina mientras que a mamá se le hace más fácil bañar al bebé. Lo más importante es distribuir la carga de trabajo de la manera más balanceada posible de forma que ambos se sientan aliviados, correspondidos y apreciados.
Desarrollen una lista semanal con las responsabilidades de cada uno. Hagan una evaluación general de la misma: ¿Cómo se sienten con lo que están haciendo? ¿Hay algo que les disgusta hacer? ¿Creen que pueden intercambiar alguna tarea? Este ejercicio tal vez te puede abrir los ojos al ver que hay una lista mucha más larga que otra pero también les da la oportunidad para evaluar el balance y la complejidad de las tareas, reasignar algunas de ellas y establecer compromiso con lo que asuman.
Es importante que mantengan la flexibilidad y la disposición de ayudarse mutuamente lo que evitará el exceso de labores de una parte y la animosidad ante las nuevas responsabilidades que trae la llegada de un bebé.
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Es crucial que mantengan una comunicación abierta y que cada cual exprese sus emociones y establezca claramente sus necesidades. Por ejemplo, si en un momento necesitas que papá juegue con la bebé para tu poner la ropa a lavar, comunícaselo de forma clara. “¿Puedes jugar con la nena mientras pongo una tanda de ropa a lavar?” Eso evitará que un momento de agotamiento utilices expresiones de molestia como: “Aquí todo lo tengo que hacer yo, nadie me ayuda”. Utilizar esas expresiones pueden cargar el ambiente y provocar discusiones con tu pareja. Recuerden que ambos estarán más cansados y agobiados durante los primeros meses en lo que establecen una rutina y aprenden a manejar las necesidades esenciales del la bebé.
Una buena forma de organizarse y mantener el balance adecuado de las labores es hacer un calendario. En mismo pueden colocar cómo se distribuirán las labores en la semana e incluso pueden anotar los días de sueño. Por ejemplo, si ya han creado un banco de leche materna, se pueden levantar en días alternos para alimentar el bebé en la madrugada y cambiarle su pañal.
Con la llegada del bebé también llegan muchos aprendizajes y experiencias. Desen la oportunidad de que cada uno haga las cosas de la manera que se le haga más fácil. Se trata de cumplir con las necesidades del niño y no con que todo sea perfecto. Quizás a papá le gusta cambiarle el pañal antes de darle la comida al bebé mientras que mamá lo hace al contrario. No importa como sea. Desen apoyo mutuo y eviten la crítica innecesaria, sobretodo si la finalidad va a ser la misma. Piensen que ambos tienen un propósito en común:que el niño esté bien.
Ambos trabajan arduamente ante un nuevo reto que viene sin instrucciones y que demanda mucho esfuerzo, tiempo y sacrificio. Reconozcan entre ustedes la buena labor y díganse frases de apoyo y motivación. “Wow, ese pañal quedó muy bien puesto. Gracias por darme la mano mientras yo cocinaba”. El refuerzo positivo provoca mayor receptividad, confianza y gratitud.
La llegada de un bebé al hogar, sin lugar a duda, va a alterar el estilo de vida previo. Esos primeros meses son duros y trabajosos. Nadie se escapa de eso. Sin embargo, nuestro compromiso y actitud por trabajar juntos son los que hacen que el proceso sea más llevadero. Colaboremos y disfruten del regalo más hermoso y gratificante que les dará la vida: un hijo.
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