¿Estas enfrentando situaciones de disciplina con tu niño o niña? Pues con estos consejos te puede ir mucho mejor.

La disciplina es una herramienta clave en la vida de un ser humano para aprender autocontrol, mantener enfoque y alcanzar metas. Como padres, es parte de nuestra responsabilidad disciplinar a nuestros hijos y brindarles la estructura necesaria para que se desarrollen como personas sanas y de bien. ¿Es fácil disciplinar? Por supuesto que no. De hecho, es uno de los mayores retos que enfrentamos cuando comenzamos nuestra vida como padres.

Los estilos disciplinarios han evolucionado en las pasadas décadas. En la actualidad, se promueve la disciplina positiva porque según los expertos en el tema tiene mayores beneficios para el niño. Con las técnicas que te ofrezco a continuación el proceso se hará más llevadero para moldear la conducta de tus hijos.

 

1. Da el ejemplo – Sé consciente de tu comportamiento, particularmente bajo estrés, frustración o coraje. Tus reacciones serán observadas por tus hijos y son el ejemplo que muy probablemente seguirán. Por lo general los niños imitan aquellas conductas que observan en su niñez y adolescencia.

2. Establece límites – Desarrolla una rutina y reglas en el hogar y déjale saber a tu hijo hasta dónde puede llegar. Los niños necesitan estructura y límites para tener una formación saludable. Además, los prepara para su vida académica y social. La falta de estructura y controles puede llevar a un niño a convertirse en una persona indisciplinada y desordenada, con los problemas que eso inevitablemente le traerá en su vida futura.

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3. Escúchalo y préstale atención – La herramienta más poderosa para disciplinar es prestar atención. Eso nos permite reforzar la buena conducta y suprimir la inadecuada. Si nuestros hijos nos quieren expresar algo, escuchémoslos sin menospreciar sus necesidades por su edad. Darles toda nuestra atención es uno de los mayores regalos que podemos darles.

4. Sé firme y consistente – Si nuestros niños cometen una falta, es importante que haya algún tipo de consecuencia. Más aún, que seamos firmes y consistentes en su aplicación. Por más que nos duela, si decimos que haremos algo y luego no lo hacemos, perdemos credibilidad y autoridad. No favorezco los castigos físicos ni la violencia en ninguna modalidad. Por el contrario, sugiero eliminar privilegios, como lo pueden ser el uso de aparatos tecnológicos o salidas para compartir socialmente. No le quites actividades que son importantes para su desarrollo como el deporte, el arte u otras actividades extracurriculares.

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5. Anticípate – La mejor forma de atender un problema de disciplina es anticiparlo para evitarlo. Prepárate ante situaciones difíciles que se le dificulten manejar al niño y aclara tus expectativas. Una buena forma de hacerlo es con “libretos de posibles escenarios” que te permitan asumir un rol dentro de la situación y hacer una práctica previa.

6. No respondas cuando no sea necesario – En ocasiones vale la pena mantener el control e ignorar el mal comportamiento. Particularmente cuando los niños son pequeños, buscan llamar la atención con una perreta o tirando algo al suelo. Dependiendo de dónde estés y qué peligro pueda haber, puedes escoger no hacerle caso y moverte a otro lugar. Por ejemplo, si nuestro niño se mantiene lanzando un juguete al piso a pesar de nosotros haberle advertido que no lo hiciera, él aprenderá las consecuencias una vez el juguete se rompa y lo pierda.

7. Dale refuerzo positivo – Déjale saber al niño o a la niña cuando su conducta es ejemplar y cuando sigue las instrucciones. Observa y comenta positivamente sobre su generosidad, desprendimiento y buenas formas. Eso los mantendrá motivados a mantener una buena conducta y a seguir las normas que les estableces.

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