Si alguien te preguntara, “De 10 cosas que tu le pides a tu hijo/a que haga, ¿Cuántas él/ella hizo la primera vez que se lo pediste? ¿Qué respuesta le darías?
Si tienes un niño/a de edad escolar que no presenta problemas del lenguaje o algún otro déficit del desarrollo, lo esperado es que el niño/a haga al menos 8 cosas la primera o segunda vez que se lo pides. ¿Es este tu caso? Si tu respuesta es no, entonces debes seguir leyendo ya que ofrecemos algunas estrategias sobre cómo mejorar la obediencia de tus hijos.
Queremos recalcar que estas estrategias han sido utilizadas en el tratamiento de niño/as con desorden oposicional desafiante y déficit de atención/hiperactividad. Si eres lo suficientemente consistente, quizá puedas ver alguna mejoría en la forma en cómo tu hijo/a responde a tus instrucciones.
Los estudios indican que la probabilidad de que tu hijo/a obedezca puede mejorar con tan solo cambiar la forma en que le dices a tu hijo lo que haga.
Si sigues los siguientes pasos podrías aumentar la probabilidad de obediencia de tu hijo/a:
1. Asegúrate que tengas la atención de tu hijo/a antes de pedirle que haga algo.
- Una forma efectiva de pedirle la atención de tu hijo/a es pedirle que te mire. Por ejemplo: “Pepito, mírame.” Cuando tu hijo/a te mire, elogia la obediencia con entusiasmo, por ejemplo: “Wow, Pepito!!! Gracias por mirarme”
2. Nunca le pidas a tu hijo/a que haga algo haciéndole una pregunta.
Si le dices a tu hijo/a, “Susana, ¿puedes ponerte los zapatos?” Una posible respuesta para esta pregunta es: “no, no quiero” y ahí comienza la batalla. En cambio, si tienes la atención de tu hijo/a y luego le dices “Susana, ponte los zapatos” la probabilidad de obediencia es más grande.
Como padres tenemos el habito de hacer preguntas a nuestros hijos. Aunque esto no es malo, en ciertas circunstancias no es tan beneficioso para fomentar la obediencia.
3. Sé específico en lo que le pidas a tu hijo/a que haga.
Si quieres pedirle a tu hijo/a que limpie y recoja su cuarto, en vez de decir “Mateo, recoge tu cuarto” dile “Mateo, pon todos los zapatos dentro de tu clóset.” Usualmente esta estrategia se utiliza al principio, cuando tu hijo/a esta aprendiendo a hacer algo que no está muy motivado a hacer.
4. Cuando vallas a dar una instrucción, asegúrate de estar cerca de tu hijo/a.
Evita pedir a tu hijo/a que haga algo cuando estas al otro extremo de la casa. Los estudios recomiendan que estés al menos a un brazo de distancia de tu hijo/a. Nuevamente, esto te asegurará que tengas la atención de tu hijo/a y, por ende, aumentar la probabilidad de obediencia.
5. Espera.
Es importante que luego de dar una instrucción, esperes al menos 5 segundos antes de repetirte. En términos neurológicos, este tiempo es suficiente para que tu hijo/a procese esa información y luego comience la acción que le has pedido.
6. Por último, es muy importante que elogies (“praise”) a tu hijo/a por su obediencia.
Muchos niños/as se desmotivan ya que nunca reciben crédito por sus acciones, en cambio cada mala conducta nunca pasa por inadvertida. Los estudios recomiendan que elogies a tu hijo a una razón de 8 comentarios positivos por cada 1 comentario negativo. En nuestros trabajos nos sentimos más motivados a dar la milla extra por el “buen jefe”, ese que reconoce nuestras acciones. ¿Porqué no hacer lo mismo con nuestros hijos/as?
Por: Marian Galán, PhD
¿Qué técnicas utilizas para que tus niños te obedezcan? A muchos padres le va a interesar lo que haces. Déjanos tus comentarios.
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