Las semanas de cuarentena nos han obligado a detenernos y hacer ajustes significativos en nuestras rutinas. Te invito a preguntarte, particularmente sobre la crianza de tus hijos, lo siguiente: ¿Cómo quiero maximizar este tiempo con mis hijos? ¿Qué comportamientos puedo modelar para que ellos desarrollen resiliencia? ¿Qué destreza quisiera enseñarles? ¿Cómo puedo utilizar este situación para convertirme en un mejor padre?
Tenemos una oportunidad de oro para reflexionar, conocernos mejor y trabajar en nuestro crecimiento. El punto de partida debe ser reflexionar sobre el tipo de relación que tienes con tus hijos y tu forma de acercarte a ellos.
La conexión con nuestros hijos es esencial para sus vidas. Es vital para hacerlos sentir importantes, para demostrarles afecto, para fortalecer su autoestima y para crear buenas memorias. Conectando con ellos les demostramos nuestra disponibilidad y amor incondicional. A continuación te ofrezco varias ideas para fortalecer ese vínculo tan importante.
Abrázalos con frecuencia
Según expertos en la conducta humana, los infantes necesitan diariamente ser acariciados y cargados para sobrevivir y crecer. Además, los abrazos brindan a nuestros hijos una sensación de bienestar y seguridad inmediata. Mientras abrazamos, se activiva en nuestro cerebro la oxitocina, considerada la hormona de la satisfacción y el bienestar. En este período más que nunca, donde reina entre todos una gran sensación de incertidumbre, abraza a tus hijos con frecuencia y recuérdales cuánto los quieres.
Busca tiempo para jugar
¿Cuántos de ustedes recuerdan los momentos en los que jugaban con sus padres? Pueden haber muchas cosas que se olviden, pero casi siempre esos momentos, por más sencillos que fueran, los recordamos con alegría. El juego es una de las formas más efectivas para conectar con nuestros hijos. Además, cuando jugamos con ellos estimulamos destrezas como el desarrollo motor fino o grueso, la imaginación, la creatividad y la solución de problemas. Dentro de las casas podemos entretenernos muchísimo con juegos de mesa, adivinanzas, competencias de baile, entre otros.
Fomenta el diálogo
Conversar con nuestros hijos es muy importante y es una actividad que debemos comenzar a practicar desde que son pequeños. Entre los beneficios que el diálogo nos ofrece se encuentran la oportunidad de conocerlos mejor, identificar sus preferencias y responder a sus inquietudes. El desayuno, almuerzo o cena son oportunidades diarias para promover la conversación en familia. Procuremos ser su primera fuente para ventilar y compartir sus sentimientos.
Crea espacios libres de tecnología
Si queremos que la comunicación y la conexión con nuestros hijos sea efectiva, debemos crear un ambiente que lo propicie. Separemos espacios de tiempo libres de tecnología, que nos permitan que la atención sea plena y sin distracciones. Muchas veces utilizamos la tecnología de manera excesiva evitando que nos enfoquemos en lo que estamos haciendo y dándole un mal ejemplo a nuestros niños. Si queremos que mantengan el balance en el uso de los electrónicos, el ejemplo debe comenzar por nosotros.
Identifiquemos sus intereses
Una forma rápida de conectar con nuestros hijos es conocer lo que le gusta hacer. De esa forma podemos pasar tiempo haciendo algo que a ellos les guste y que disfruten. Si a tu niña le gusta jugar con muñecas, siéntate un rato con ella y participa de sus historias. Sii tienes hijos adolescentes y juegan vídeojuegos, comparte un rato con ellos y deja que te enseñen, aunque no te conviertas en un experto o se te haga difícil manejar los controles. Ellos se divertirán mientras te enseñan y aunque no te lo digan, valorarán ese tiempo contigo.
Todas las situaciones complejas de la vida traen consigo enseñanzas y proveen oportunidades de crecimiento personal. La pandemia que vivimos nos ha obligado a quedarnos en casa y pasar más tiempo con nuestra familia nuclear. Intentemos hacer el mejor uso posible de esta pausa forzada que tal vez no se repita en muchísimos años. Ojalá nuestros hijos al ser adultos recuerden este tiempo como uno que les permitió acercarse más a sus padres y conocerse mejor a sí mismos.