El éxito es relativo. Para unos puede ser ganar mucho dinero y poseer muchos bienes. Para otros puede ser ayudar e impactar la vida de muchas personas. Como padres, deseamos que nuestros hijos alcancen sus metas y se conviertan en personas de bien y productivas. Por lo menos yo, me sentiría como un padre exitoso si logro esto con mis niños.
Pero desarrollar una persona exitosa, que persevere y que logre sus objetivos no ocurre por sí solo. Para ello hacen falta herramientas de vida como: disciplina, tesón, paciencia y voluntad que a largo plazo nos ayuden a alcanzar las aspiraciones que tenemos en nuestra vida.
Varios estudios realizados por expertos en la conducta humana coinciden en que los padres que mantienen consistencia en estas acciones tienen mayor probabilidad de que sus hijos se conviertan en personas exitosas, a largo plazo. A continuación te ofrezco una lista que te ayudará a hacer una evaluación de cuáles de estás pones en práctica.
Les enseñan a sus hijos labores en el hogar
Darle a tus hijos responsabilidades en el hogar les enseña responsabilidades, trabajo en equipo, solidaridad y promueve la independencia en ellos. Las tareas se deben asignar de acuerdo a la edad del niño. Además, es importante que le des ejemplo de cómo hacerlo y que no esperes perfección. Lo importante es crear este hábito.
Fomentan destrezas sociales
¡Qué importante esto! Muchos adultos carecen de estas destrezas y por eso tienen problemas en el trabajo o en la interacción con otras personas en el diario vivir. Enseñarle a nuestros hijos destrezas sociales los ayuda entre otras cosas a: ser solidarios con los demás, empatía y a resolver problemas por sí mismos. Por otra parte, fortalece su confianzay les ayuda a desarrollar autocontrol.
Tienen una relación saludable el uno con el otro
Las parejas que se respetan y se tratan con cortesía y deferencia desarrollan un buen ambiente para el crecimiento de sus hijos, esto aún estando separados o divorciados. Es importante recordar que los niños aprenden todo lo que ven y por tanto debemos dar un buen ejemplo de forma tal que aprendan a manejar sus emociones de una manera saludable.
Comienzan a enseñarles matemáticas desde temprano
La aritmética es esencial en nuestra vida. La necesitamos para gran parte de las cosas que hacemos a diario. Pero más allá de eso, sabemos que las matemáticas tomarán aún más importancia en las profesiones que se desarrollarán en el futuro. Exponer a nuestros hijos desde temprana edad les ayuda a desarrollar el gusto por ellas y a perderles el temor que provocan en mucha gente.
Se preocupan por desarrollar una relación con sus hijos
Cultivar una buena relación con nuestros hijos y buscar formas de conectar con ellos genera confianza y promueve una buena comunicación. Esto es muy importante, sobretodo, cuando llega la adolescencia y nuestros chicos comienzan a enfrentar nuevos retos y a exponerse a otras experiencias. Lo ideal es que si tienen una inquietud la traigan a nuestra atención primero en lugar de buscar la información en la calle donde no necesariamente van a recibir la información de una manera adecuada. Por último, la conexión con nuestros hijos fortalece su autoestima y desarrolla buenos recuerdos a largo plazo.
Prefieren valorar el esfuerzo sobre evitar el fracaso
Nadie desea que su hijo o hija tengan un fracaso. No obstante, debemos a recordar que la vida no es perfecta y que tarde o temprano sucederá algo en sus vidas que no necesariamente saldrá según lo esperado. Nuestros hijos deben desarrollar resiliencia y entender que de los fracasos aprendemos y que lo importante es continuar adelante. Si hay algo en términos deportivos, académicos o artísticos en lo cual nuestro hijo no lució bien, procuremos que no se desanime, que sea perseverate y reconozcamos su esfuerzo y trabajo.
El estilo de crianza de preferencia es el autoritativo
Los profesionales en la conducta humana coinciden en que el estilo de crianza autoritativo es el que mayor seguridad, independencia de criterio y una buena autoestima genera en nuestros hijos. En este estilo de crianza nosotros establecemos los límites y le damos estructura a nuestros hijos permitiéndoles también opinar y tomar decisiones. Es un tipo de crianza en el cual el niño tiene un rol participativo y no pasivo como en la crianza autoritaria en la cual los padres establecen todo lo que se hace o se dice impidiéndole al niño pensamiento propio y desarrollo de su independencia.
Vigilan y entienden la importancia de una buena nutrición
Es parte de nuestra responsabilidad velar el bienestar de nuestros niños tanto en el aspecto mental como físico. Por tal razón, es importante, desde pequeños, que los acostumbremos a comer bien y saludable. Desarrollemos en ellos el gusto por los vegetales, las frutas, el pescado u otros alimentos que son buenos para nuestro cuerpo. Si en primera instancia no les gusta, vamos a buscar recetas atractivas que amplíen el paladar y la variedad de alimentos que consumen. Por otra parte, es fundamental para el desarrollo saludable del niño o la niña procurar la actividad física o la práctica de algún deporte.
Las madres tienden a trabajar
En la actualidad es muy común que la pareja trabaje fuera del hogar. Además, existe una gran cantidad de hogares en los que la mujer es el jefe de familia. Según un estudio realizado por la escuela de negocios de la Universidad de Harvard hay varios beneficios para los niños que crecen en una familia en la cual mamá trabaja fuera. Los resultados de este estudio señalan, entre otras cosas, lo siguiente:
- Las niñas cuyas madres trabajan fuera alcanzan mayores grados como maestría o doctorado. Tienen mayor probabilidad de obtener un trabajo en el cual se encarguen de supervisar y usualmente un salario más alto.
- Los niños de madres trabajadora, por lo general, saben hacer más labores en la casa y mantienen una mejor percepción de equidad entre el hombre y la mujer.
Ponen límites al uso de la tecnología
Todos sabemos que el exceso de uso de los electrónicos en los niños no sólo contribuye a la obesidad infantil, sino también a la falta de enfoque y concetración que requieren en el salón de clases. Además, en niños menores de 2 años, la exposición a pantallas puede afectar las destrezas de comunicación. Por tanto, estos padres establecen un protocolo de uso de la tecnología y procuran que haya un balance adecuado fomentando que sus niños practiquen deportes o actividades culturales como tocar un instrumento o pintar que los complemente en otras áreas. También promueven la lectura comprándoles libros que amplíen su conocimiento, vocabulario y los diviertan. Además, cultivan en sus hijos tiempo en familia para el diálogo y la interacción entre los miembros. Por último, estos padres dan el ejemplo a sus hijos logrando desconectarse de la tecnología una vez lleguen al hogar.
El éxito de nuestros hijos en gran medida va a depender de las herramientas, ejemplos y disciplina que establezcamos en ellos. No obstante, no olvidemos enseñarles lo que realmente debe ser la definición del éxito. El prestigio de una persona no debe medirse sólo por el título o dinero que tenga, sino por sus principios de civismo y urbanidad que contribuyan a mejorar nuestra sociedad. Si nuestros hijos crecen como buenas personas, desde mi perspectiva, somos unos padres exitosos.