Si eres padre o madre estoy seguro que en algún momento te has sentido frustrado al tener que repetirle las cosas a tu niño o niña 20 veces antes de que lo hagan. Eso es algo muy común en ellos tanto que te llevan a preguntarte ¿cómo hacer para que un niño te haga caso? A veces lo hacen por falta de atención y otras veces por retarnos un poco.
Lo sé, es un continuo reto a la tolerancia. Incluso a mi, que tengo estudios en la materia, me ocurre. Nadie está exento. No obstante, hay técnicas de disciplina positiva, que ayudan a reducir significativamente este tipo de situación y fomentan la obediencia en nuestros hijos.
A continuación, les ofrezco varias de estas estrategias para que puedan beneficiarse de sus resultados.
Con los niños es mejor usar una sola palabra para que obedezcan
¿Cuántas veces no le hemos asignado labores a nuestros niños que tenemos que repetirle una y otra vez para que las realicen. Algunos ejemplos pueden ser: guardar los juguetes, hacer la cama o llevar el plato al fregadero. Pero a veces pensamos que vamos a a perder la voz de tanto repetirlo sin ver resultados. Los niños por estar pendientes de otras cosas, como jugar por ejemplo, olvidan hacer sus tareas en el hogar. Recordemos que la atención de los niños es limitada.
De seguro, y ante la frustración has comenzado a sermonearlo. Pero los niños aborrecen los discursos a parte de no ser efectivos. Te aconsejo que en lugar de esto, escojas una palabra que automáticamente les brinde el recordatorio. Por ejemplo, si se les olvida recoger el plato de la mesa diles: “plato”. Ellos saben lo que tienen que hacer. Verás que te ahorrarás molestias y sermones inútiles.
Mientras más informados más caso te harán
Quizás tu niño es de los que va a la nevera a buscar cereal y leche para merendar y con frecuencia deja la leche encima del counter. Posiblemente, ya te cansaste de decirle: “guarda la leche en la nevera cuando la uses”. Por tanto, te aconsejo que hagas algo distinto. Se trata de utilizar la estrategia de causa y efecto. Explícale lo siguiente: Si dejas la leche fuera de la nevera, se daña y después no tienes para comerte el cereal. Recibir el mensaje desde otra perspectiva tendrá un afecto adverso que hará que sea más receptivo y cuidadoso.
Preséntale opciones
Los cambios en la educación que se han dado durante este tiempo de pandemia y el proceso de adaptación a estos nuevos formatos, ha sido un gran reto para los niños. Esto sin contar la falta de interacción social que tienen desde marzo. Bajo estas circunstancias podría ser posible que tu niño o niña esté dando problemas para efectuar sus asignaciones. Una forma efectiva de trabajar con este asunto es darle opciones a tu hijo para hacer el trabajo. Establece con él, dentro de la rutina diaria, si por ejemplo desea hacer las asignaciones después de un periodo de juego o antes del mismo. Él se sentirá empoderado al poder tomar la decisión. De esa manera, el niño tendrá una visión clara y estructurada para cumplir con sus responsabilidades.
Establece claramente las expectativas
¿Te ha pasado que llega la hora de dormir y cuándo les pides a tus niños que apaguen la TV comienzan a protestar o a pedirte que le des 10 minutos más? Pues bienvenido al club. Todos pasamos por esto. Pero una técnica sumamente efectiva para evitar que esto ocurra es establecer las expectativa y anticiparlas. Siguiendo el ejemplo anterior, avísale a tu niño o niña con al menos 30 minutos que a la hora establecida se apagará la televisión. Dale un recordatorio 15 minutos antes y repite esto por varios días hasta que se convierta en un hábito. ¡Te vas a sorprender cuán efectiva es esta técnica!
Mantén la empatía ante sus sentimientos
Si tu niño está jugando a hacer burbujas con un amigo y de repente viene llorando a ti porque su amigo quiere honrarle su turno, escúchalo y se empático con sus sentimientos y necesidades. Muchas veces para evitar el llanto tendemos a minimizar lo que el niño siente y le decimos cosas como: eso no es nada, no llores por eso. Sin embargo, recordemos que en los primeros siete años de vida del niño el cerebro opera principalmente con la parte media del mismo. Esta región es la que controla las emociones y por ende el niño va a estar vulnerable a momentos de frustración, coraje o euforia.
Ante esta situación, lo que debemos hacer es bajar a nivel de la vista, reforzar el momento que está pasando el niño con expresiones de apoyo como por ej: Sé cómo te debes sentir, Yo me sentiría igual, Debes estar enojado al no poder hacer burbujas. Por último, motiva a que el niño busque una solución a través de una pregunta curiosa como: ¿cómo crees que podemos evitar que esto vuelva a ocurrir? Te darás cuenta como tu niño plantea buenas soluciones ante el conflicto.
Tomando las acciones correctas y manteniendo la consistencia, lograremos que nuestros hijos se conviertan en mejores oyentes y sigan las instrucciones que le damos. No necesitamos gritar o ser hostiles para lograr que nos obedezcan. El desarrollo de la conducta se puede hacer de forma positiva. Se trata de buscar información y utlizar las herramientas adecuadas.